sexta-feira, 19 de agosto de 2011

Día 5: Uno de viajes



El viaje vertical
Enrique Vila-Matas
Anagrama, 1999.

Muchos dicen que es el libro quien elige al lector y no al revés. Algo similar me sucedió con esta lectura que hice unos meses antes de viajar a Portugal para realizar mi propio viaje vertical, guiado en buena medida por la impasividad de Vila-Matas y Tedi López Mills.
El viaje vertical tiene más contenido que la mera descripción de un barcelonista dirigiéndose (huyendo) a Lisboa. Es un descenso físico y metafórico, es la analogía de Alicia en el plano de la vida adulta, real. Los problemas con su mujer, con el dinero y con sus hijos construyen las paredes del agujero y la caída se acentúa con la constante "¿Qué voy a ser?". Decía que este libro cayó en el momento perfecto en mis manos porque mi viaje, aunque no en descenso porque no puedo permitirme el lujo del pesimismo, sí era una línea recta en vertical, hacia arriba, pude cruzarme con Federico Mayol en mi ascenso mientras él caía, y ahí en ese cruce me vi a mí mismo descendiendo también por su mismo hueco con Lisboa como el ángulo de nuestras respectivas direcciones.
Cierto que tomé la historia más personal y los diálogos más propios por mi situación actual, y ello me cegaría de una crítica objetiva. Pero el viaje, también amplificado por Gilberto Owen, es un traslado hacia el rostro del espejo.

Um comentário:

Argelia disse...

A mí me gusta ese libro, gracias por habérmelo prestado antes de que me lo regalaran (:

Aunque seguramente a mí me gustó por otras cosas. Igual cada quién toma la historias desde su situación, pero es un buenazo ese Vila-Matas, bajo cualquier circunstancia.

Igual todavía podemos ir a Portugal y me llevas a la tasca en la que estaba Mariza y a la Boca do inferno, ahí donde la gente se suicida ejemplarmente, si es que eso es posible.

Eso me recuerda a otro texto de Vila-Matas, Suicidios ejemplares, de hecho... a ver si lo consigo, me quedé con ganas de leerlo más.

Un abrazo
Tequiero.