segunda-feira, 13 de junho de 2016

Review: The Bro Code

The Bro Code The Bro Code by Barney Stinson
My rating: 4 of 5 stars

Una divertida sátira acerca de las reglas de conducta, etiqueta, cortejo y amistad que juega con esos códigos no escritos de las personas acerca del comportamiento social.

The Bro Code es una parodia de la actitud masculina frente a lo incómodo, lo femenino y lo fraternal. Se puede disfrutar aún sin ser fan de HIMYM porque dichas reglas aplican para todos los hombres que se jactan de ser correctos y de tener principios, por más ridículos que éstos sean, como bien lo demuestra esta broma de libro. Barney Stinson es de los personajes más memorables de los sitcoms porque apunta al estereotipo del dandy que es noble, mujeriego y simpático, y su libro, The Bro Code es su manera de esparcir su "awesomeness" entre los colegas masculinos; es un chiste que debemos entender como tal, y que sólo es un accesorio de la serie, aunque sea uno muy bien logrado y divertido.

A su vez, me hace entender que cada uno de nosotros tendrá su propio Bro Code y obedece a sus propias reglas sociales. En general, muchas de ellas coincidirán con las que aquí se proponen, como llevar más cervezas de las que piensas tomar a una fiesta, no ver dramas románticos o mantener la distancie entre escrotos en un abrazo entre amigos. Son reglas que uno como hombre entiende casi empíricamente pero que aquí se exponen como mandamientos y se desmenuzan de una manera divertida y sátira.

Aplaudo estos juegos metatextuales de introducir al fan de una serie al universo ficcional que disfruta en la pantalla, como la novela "God Hates Us All" de Californication que me dejó un buen sabor de boca, el código Jedi o los manuales de supervivencia zombie. Son maneras muy divertidas de acercarse a la lectura y de entrar de lleno a la comedia o a la ficción del que la obra forma parte. Un vehículo del entretenimiento que supera los límites de la pantalla y que, a su vez, sirve de manera independiente como una broma que se puede contar entre colegas en la mesa de un bar donde sólo la risa importa.

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quinta-feira, 19 de maio de 2016

Review: Cuernos

Cuernos Cuernos by Joe Hill
My rating: 2 of 5 stars

¿Cómo puedo decir que este libro es mediocre sin decir que es necesariamente malo? ¿Promedio? ¿Básico? ¿Débil?

Pasa que tiene un perfil clásico de Best-Seller perfecto, lleno de citas de personas que no sabemos quiénes son pero que aseguran, debemos atender, que es la mejor y más sublime obra en mucho tiempo.

No, Cuernos es un producto de fábrica nacido de pautas norteamericanas para vender. Es la clásica hamburguesa Wopper Doble de B.G., chatarra bonita, receta de maquila, autor de moda.

Cuernos utiliza un detonante que no afecta a la historia que quiere contar. Se siente que Joe Hill tenía guardada en el archivo esta historia de dos amigos enamorados de una chica, luego aprovechó el recurso "Stephen King's son" y metió lo de los cuernos. La historia funciona pero no sabe a nada, es el relato de celos y traición clásico de las novelas de Televisa. No hay nada innovador, ni siquiera lo de los cuernos, y los personajes son tan artificiales como la traducción que pretende darles acción y voz.

En resumen, es el cuento de dos amigos que buscan a la misma chica, un día la chica es asesinada y hay que descubrir quién fue (se descubre en la página 40). Uno de los chicos tiene cuernos y es muy persuasivo.

Listo, ahí está todo el esfuerzo de Hill, quien trató de mezclar herejía con violencia, pero todo resultó en una lectura "ok" que terminé únicamente porque no tenía nada más que hacer en una cama de hospital. Básicamente, una nota policiaca de 430 páginas disciplinadas pero sin creatividad.

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Review: ¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único?

¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único? ¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único? by Santi Balmes
My rating: 5 of 5 stars

Un hombre multimillonario se lanza de un avión con un paracaídas mientras se va cogiendo a un negro. Si el negro abre por poco el culo, se desprenderá del hombre rico y morirá en caída libre.

Ésta es la escena con la que Santi nos advierte el viaje que estamos por emprender con él. Si damos vuelta a la página, aceptamos el trato. Aceptamos el disparate que es ¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único?, y por tanto, hay que leerlo como tal, con ese contrato de risotada, ironía e ingenuidad narrativa.

Y es que el disparate es clave en todo el relato, pero nunca a manera de Salvador Elizondo donde el disparate es la esencia de la obra. En varios guiños, Balmes nos recuerda que él es consciente de que algunas cosas son tontas, pero al mismo tiempo, en su tontería, las cosas son naturales, y así es como hay que tomarlas.

Esta novela es una línea recta de comedia, se construye a sí misma en un evento tras otro; nada de flashbacks ni cambios de tiempos ni simultaneidades. La dirección del relato es un hilo constante de eventos chuscos, inexplicables y divertidos que unen morbo con violencia con ironía con injusticia y con música. El paseo se disfruta porque el lector ha aceptado el trato de ser único con Santi Balmes, y él responde a ese acuerdo, ese voto de confianza, con un relato divertidísimo, melancólico y aleccionador.

Aplaudo todos los logros que derrotan a la Academia, y este libro, salvo las ilustraciones que me parecieron más bien torpes y llanas, representa al disparate en su pura aceptación y sonrisa cómplice.



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segunda-feira, 25 de abril de 2016

LoL IWCI finals exp

Para esta entrada voy a evitar la discusión de validar al videojuego como un deporte, no porque no importe, sino porque a) es una discusión que se hace con una pared, o al menos, se debe hacer en una plática de retroalimentación, y b) creo que el videojuego no necesita una especie de palomita burocrática para existir como competencia real y tangible. Lo es, pero eso se demostrará con el tiempo (cuando los ancianos y naziconservadores se mueran. Es en serio).



El fin de semana pasado pude asistir al primer evento internacional celebrado en México de League of Legends. Un videojuego en línea que reúne habilidades cognitivas dentro del juego y emociones fuera de él. En este evento, al ingresar y verme rodeado de jóvenes como yo, me sentí entre camaradas, entre gente que ha pasado las mismas discusiones una y otra vez del videojuego como pérdida de tiempo y un mero entretenimiento infantil. Estas personas, chavos bulleados hasta el fin durante su infancia, hoy contentos por ver playeras, gorros, actores, juegos, trucos y amigos como ellos, encuentran en la final de la IWCI (International Wildc.. bah, una especie de mundialito de League of Legends) un patio recreativo donde nadie los mirará raro, nadie los cuestionará, nadie les hará preguntas ineptas. Uno puede levantar pancartas con memes y referencias y todos en el área lo notarán y reirán con él. Uno puede identificar a la distancia a un Youtuber y emocionarse por ello.

Este contacto es algo que no veo en ningún otro deporte o espectáculo. Uno va a las afueras del estadio a ver un partido de futbol, pero nunca ves a los jugadores entre ellos. Los artistas tienen que ir con guardias de seguridad para protegerlos de sus admiradores, y hacen que uno, el fan, el que hace poosible que esto tenga ingresos, se sienta como un virus contagiable. En el evento del 23 de abril pude hacer contacto con muchos tipos de aficionados y creadores de contenidos, salí muy satisfecho por sentirme parte de algo gigantesco, de mi época, y que evidentemente va a ser mucho más trascendental. La sensación de tener tu habitación llena de amigos jugando videojuegos sin que tus padres golpeen a la puerta para que bajes el volumen. Aquí ser gamer es lo correcto.



Y es que desde hace algunos lustros hacía falta este espacio, sin policías, sin publicidad y sin prejuicios. League of Legends reúne a jugadores que quieren ser grandes, nada de patriotismos ni legados familiares, aquí el contacto es humano porque todos tenemos esa necesidad maslowiana de autorrealización, y lo sabemos. No se celebra a una institución ni los colores de una playera, se celebra el encanto de jugar juegos con gente como tú.

Son esos pequeños detalles que uno nunca encuentra en otros deportes, donde se ha vendido la de que la competencia es más importante que la convivencia. No se ve atención para los aficionados a un deporte como en los eSports porque los aficionados somos los que le damos impulso, y la industria lo sabe. Su trabajo siempre irá en función a lo que gusta y lo que se necesita, nuestras exigencias son muy superiores a las de los aficionados al deporte tradicional, y no toleraremos nada por debajo de la atención que los gamers desde niños hemos necesitado.

Luego miro cómo ha crecido League of Legends como representante de eSports y encuentro una carrera profesional que aún no se escribe. En estos momentos precisos escucho una charla en línea entre un Streamer (jugadores o analistas que transmiten noticias, juegos o guías en vivo vía internet) y Yamato Cannon, el head coach de un equipo profesional. La charla es amena, se ríen, leen el chat de los aficionados que los estamos oyendo, y atienden a las dudas y preguntas de los aficionados. Nada de política (que existe, sí, pero no es superior al juego), nada de chismes ni mala leche. La admiración a estas personas es verdadera y no tiene nada que ver, a diferencia del deporte tradicional, con una pasión que no se explica. Sabemos por qué admiramos a quienes admiramos en LoL, y es porque son un ejemplo, no un modelo. Sus nicknames representan a esa figura talentosa, profesional, mientras que sus nombres reales significan que son personas y jugadores como yo y como el de enseguida. Este juego de nomenclatura les permite a ellos como profesionales y a nosotros como aficionados entender el juego del eSport y el rol que jugamos cada uno de nosotros en relación a las personas que tenemos a nuestro alrededor. Yo soy un Samuel Chavarría que se convierte en un Samuecchi y las ganas de vivir cambian. No a manera de superheorismo clásico, sino a manera de actitud contra el universo que pide actas, facturas, renta y horarios laborales. He ahí la verdadera pérdida del tiempo.



Durante el evento en el Palacio de los Deportes pude ser feliz, pude saludar a Nosfeh y convivir con personas de la escena, gritar jugadas impresionantes, aplaudir los logros de ambos equipos, y no me importó que me vieran y me apuntaran (jajaja mira a ése qué raro es) porque entre gamers no ocurre. Como espectador de un juego profesional, descifras lo que puedes, y luego entiendes las elecciones y los errores, entonces surgen las sorpresas, la calidad de la ejecución, algo que no esperabas que ocurriera, y ocurre, y estás seguro de haber sido testigo de una jugada impresionante, ya no sólo por el talento del jugador, sino por la estrategia puesta en práctica, la exactitud de la predicción en segundos, la comunicación entre los jugadores capaces de responder y reaccionar. Disciplina, trabajo en equipo, organización. ¿Cuántos futbolistas pueden presumir de tener todo eso?

La comunidad de League of Legends puede ser pesada ingame, supongo que es justo por esa máscara del nick donde uno expulsa gritos y exclamaciones porque hace falta, nadie puede juzgar a alguien por gritar en un concierto, pero es notable cómo la comunidad es amable y simpática en vivo, en el trato personal, en la intimidad de la charla, hay risa, hay rostro, hay brindis. League of Legends es un juego de múltiples niveles humanos, y era natural que comenzara a ocupar territorio importante en la industria del mundo, porque ofrece lo que ningún deporte televisado puede ofrecer: identidad interpersonal.


quarta-feira, 24 de fevereiro de 2016

Review: Scott Pilgrim #4: Scott Pilgrim pone en orden su vida

Scott Pilgrim #4: Scott Pilgrim pone en orden su vida Scott Pilgrim #4: Scott Pilgrim pone en orden su vida by Bryan Lee O'Malley
My rating: 4 of 5 stars

Entiendo por qué he leído que este tomo es el más débil. Me parece más bien que es el más fácil.
La calidad de los diálogos, el vestuario (sí, es una estupidez pero me encanta la moda tan cool de cada personaje) y la tensión de las peleas se mantiene como en los tomos anteriores. La diferencia esta vez es que todo lo que ocurre ya se siente muy natural. Es natural que un ninja desconocido parta por la mitad un autobús con su katana, nadie chista al respecto. Luego, los viajes por el subespacio es cosa tan común que ahora cualquiera lo hace. Es decir, la identidad del cómic se conserva, pero en este tomo se siente mucho menos espectacular, aunque en efecto lo sigue siendo.

En otros casos, hay varias peleas que terminan sólo porque sí. Roxxie persigue con odio a Ramona y a Scott, y cuando por fin los alcanza, los deja solos así sin más, sin explicación, sin reflexión, sin justificación. Esto se repite en varias ocasiones, las cosas ocurren y luego dejan de ocurrir, hay escenas que no aportan gran cosa a la trama o los personajes deciden sólo ignorarlo; Ramona es un personaje muy terciario, el grupo de amigos parecen estar aburridos entre ellos, y Scott es apenas un espectador de lo que está ocurriendo.

No obstante, me ha gustado por ser fiel a la fórmula. Un par de chistes por ahí, gestos divertidos y rompimientos de la 4ª barrera hacen que este tomo no se sienta ajeno a la serie. Eso sí, aumenta la sensualidad, su tono es un poco más directo sexualmente hablando, y Scott y sus amigos atraviesas por un proceso de madurez típico de un adultescente.

En general, no es un mal tomo, pero no es el mejor.


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