sexta-feira, 19 de dezembro de 2008

El Naranjo.


En una ocasión me encontraba descansando en la cocina de la casa, comiendo alguna tontería a la mano, cuando mi padre entró en la cocina tranquilo, agarró unos pistaches y se quedó viendo a la ventana que da al patio. Se echó algunos pistaches a la boca y me dijo -ayúdeme a bajar las naranjas del naranjo-.
-¿El naranjo?- respondí incrédulo mientras veía en el patio aquel feísimo árbol de la esquina que crecía opaco y triste apartado de la casa entre la pared sucia y el cuarto de herramientas abandonado. -Ni han de servir- le dije desanimado -seguramente las naranjas están ácidas y secas. Ese árbol no se alimenta nada más que de smog y de la basura de los perros-.
Mi padre sonrió y dijo -¿de dónde cree que las hemos estado sacando?-

quinta-feira, 11 de dezembro de 2008

CUARTO EN GUANAJUATO
Pensé en tu cuerpo, y en lo que haría con él.
-Antonio Ramos.


Buen día, pared inrota
escondida en las rodillas
entregada a los escombros
Buenos días, buenos días.

Abro mi espacio
como alejando a Dios de mi sonrisa
de mi plegaria, de mi espasmo
ay Dios, de mis buenos días.

Mi problema es que me he ido lejos
quieto
a una fracción de la luna
de la puta, de octubre, de las paredes inrotas
Aire de hierro
Ardor en la sangre
Libros de hierro.

Problema también ese ojo de muerte
tendido a la siniestra, machucando mi renuncia
Agua breve, despertar a media matanza
Ese ojo tiene veinticuatro manos alcohólicas y acaricia un sepulcro.

La falta de fe lo sobretacta
me pega su constitución, su Cristo, su Fausto
Castiga, licúa, mortaliza
No hay más duda... -definitivamente-
me está dando los buenos días.

Maldito ojo de muerte; eres un buitre en mi cuarto
Buitre, sí

Buenos días.