quarta-feira, 24 de agosto de 2011

Día 10: Uno con una pésima adaptación cinematográfica


Drácula
Bram Stoker
Valdemar: 2007

Claro, entiendo que existe un sinnúmero de versiones cinematográficas de Drácula (1897), unas que son bueneronas y otras realmente terribles -Drácula 2000 es un verdadero insulto a la inteligencia-, pero quizá todos estemos de acuerdo en que la versión de Francis F. Coppola es de todas la más rescatable, no sólo por Gary Oldman, Keany Reeves, Winona Ryder y Antony Hopkins, sino por Winona Ryder nada más.
El imperdonable pecado de la película es que convierte al conde en un ser sufrido y que añora el amor desde hace tres siglos. Este detalle se convierte en el hilo conductor absoluto de la historia. Graso y terrible error. El Drácula de Stoker es despiadado, abusivo, atterrorizante, y no un dandy que hostiga y corteja a una señorita ya comprometida. Vamos, es la bella Winona Ryder, pero él es el poderoso Conde Drácula. No es algo que pueda tomarse en serio.
La película como tal está bien, pero cuando se trata toda del amor que siente Drácula por Minna Murray creo que lo tira todo por la borda, incluyendo sus premios a mejor maquillaje y vestuario. Nada de la película tiene sentido cuando Drácula no es más que un ricachón feo con el pobre corazón roto. Los que disfrutamos en serio de la novela aplaudimos la producción, pero no la cuchara que Francis Ford Coppola metió a la fuerza en la historia original.
Como bien dicen: si algo ya funciona bien, no trates de arreglarlo.

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