terça-feira, 27 de janeiro de 2015

El niño que le dijo a Bukowski que el mar no era nada bonito.

Odio el mar
lo odio con toda su fuerza.


Me arremeda su espuma de rabia
su ojo blanco por la noche
su manía de consumir la tierra
que luego retira como la gran puta
y ahí viene de nuevo
a estampar su frío entre mis llagas
-cada segundo un colapso-
en su cabeza de unicornio
gritan al pie lo inútil de mis miembros
sus bufas de toro en llanto.
Devora y vomita el piso que sostiene
abre las puertas y no da paso
lleva en su nombre todo un imposible
la vasta sirena del tiempo inacabable.


Odio al mar y a su plutón helado
una ola es una desgracia
¿para qué los cíclopes en la cornisa?
un rayo que no perfora
un eterno buscar el fin del mundo
¡El mar es el fin del mundo!
el mar que empuja el horizonte
desierto que engulle al amor de los amantes
pánico líquido, el mar
nuestro único extraterrestre
de rayo negro, rojo y plata
decir mar es enunciar su poco.
es el mar y sus profundos qués.


Odio su boom inasible
su manera meticulosa de llegar al puerto
vena de agua, enfermedades todas
ruptura en la montaña del Babel eterno.
Odio al mar por cada ola que no he detenido.


Salpicar ya es suficiente
y deja su manto salado
infame, cruel, antagónico
ese roer líquido de su aforma.
Odio sus desnudos al aire
con la brisa infértil que escupe en la cara.


¿Qué preocupaciones pueden tener el mar
y su infinito color prismado?
Miro al mar, su llenadera inagotable
su magnánima nada
el homicidio sin heridas.
Quiere el mar engullir al planeta por dentro
dejarme su peso terrible
la extrañeza del oxígeno mío
ante la naturaleza de morir callado
soy un cabello caído por autonomasia.
Por única vez no sirve de nada ser fuerte.


No le cabe al mar mi desprecio bípedo
yo que puedo recorrer el suelo
y aspirar hondo en la torre más arriba
el mar en su techo muestra la estupidez
de una evolución humana
que no produce ningún huevo
que no funciona en su manto ahogado
mi inerte plaga de formación huesuda
mi terror a morir desde cero
Mi repulsión por todo lo inasible.
Mar, una vez ahogado
¿Cómo se muere sin ti?


Odio al mar, su él y ella tan indomable
me reduce, me limita, me ataca
la mar y su guerra inmóvil
el mar antimúsica sin patria
que en su corazón negro se guarda el absoluto
que no teme a mi puño quebradizo.
El mar contenido de interminable,
sin miedo, lo odio, lo odio
ese plano infinito que también me odia a mí.