sexta-feira, 24 de julho de 2015

Anteojos mapas

Tengo en casa un emulador de Dios.
Puedo virar al mundo, cambiar el oriente,
pongo al universo en exhibición.

Pretendo ser invisible con mis ojos totales
y desciendo -caigo, me trompico- a tu portería.
Soy un quietecito allí, fascinado por tu ventana,
intento de presente que finge haber llegado.

En mi emulador sí que sonríes;
imagino que te asomas y te mueves 
en la ventana fija y que eres un fantasma;
error de un dios que pretende
con tus fotos, ser feliz para toda la vida.

Entiendo que jugar al mirón es absurdo
porque en esa idea fija: tú detrás de la ventana,
es donde se acaba el mundo.
Lo demás carece de importancia

porque sólo tú tienes movimiento.

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