domingo, 6 de junho de 2010

Spike Jonze - I'm Here

Advertación: ¡Spoilers! Por favor remitase al cortometraje aquí referido antes de leer este artículo.






Algo que aplaudo mucho de los cortometrajes es su facilidad para convertir a la ficción en una realidad palpable y convencernos de ello.
He visto divertidas anécdotas que me hacen apostar a que sí pueden existir situaciones y mundos como ésos en la pantalla; más que nada por la belleza que tienden a escenificar, el mensaje tan humano con el que concluyen, y el ingenio para llevarlo a cabo me convencen de que estos sentimientos existen, y que pueden sucedernos nada más por que así suceden.

Éste es el caso de I'm Here. Una brevísima anécdota de algo imposible, pero humano, y por lo tanto, parte de nosotros.

I'm Here narra la historia de Sheldon, un robot tímido e introvertido en un mundo ubicado (pero no ambientado) en el futuro, donde los robots realizan las actividades más desagradables y fastidiosas para el hombre. No es ninguna sorpresa entonces que Sheldon encuentre su vida rutinaria vacía, monótona e insabora. Su rostro plastificado expresa angustia, depresión y cansancio, inclusive en su sonrisa, agria y efímera, en un gesto que encontramos también en el resto de los robots que aparecen en el filme.

Sheldon es entonces, al igual que sus semejantes, un robot solitario y sin esperanza: rutinario, destinado al simplismo, y silencioso con su incomodidad diaria, ¿cómo podría encontrar así a una figura femenina que le inyecte algún estado, alegre, espontáneo y anímico?

Sheldon casualmente conoce a una chica robot totalmente opuesta a él, quien decide no hundirse en la situación a la que los robots están confinados y atreverse a la vida. La chica se presenta ante el espectador como una robot despreocupada, que rompe las reglas, pero que no es de ninguna manera problemática o rebelde. "You can't drive a car!" le grita una anciana cuando la ve conduciendo un auto, a lo que la chica robot sonríe, se burla y sigue su camino. Me ha parecido interesante esta manera de Jonze para introducir al personaje en la vida de Sheldon. De inmediato sabemos que se trata de una chica excepcional, por encima del promedio de su raza, y que en su cabeza ella programa cosas mucho más creativas y sobresalientes que romper las reglas establecidas (cualidad que veríamos más adelante cuando ella logra construir a toda una familia de ratones usando sólo papel china).

La chica robot (cuyo nombre no se enuncia) encuentra a Sheldon falto de energía, taciturno y un poco acobardado. Esto lo vemos en la escena del auto (donde por cierto, aparece un humano bastante retrasado, como queriendo exhibir la real calidad humana) cuando la chica lo mira atento por el retrovisor, y más tarde, le da un pequeño tumbo muy cariñoso como diciendo -con ese lenguaje corporal tan propio de las mujeres- que está interesada en tratarlo y conocerlo. Salta a la vista entonces que si bien Sheldon no es un robot muy al estilo de ella, sí es lo bastante simpático, carismático y amistoso como para traerle la paz que ella, con su modalidad activa, también está buscando indirectamente.

La escena siguiente es de lo más emotivo. Sheldon comienza su trabajo de buen ánimo; amable, anímico, servicial, contento. Es evidente que conocer a alguien tan alegre y que además le devuelva la misma simpatía, reanima cualquier estado y hace lucir mejor al día, no importa cuán rutinario sea, la ilusión con alguien condimenta cualquier oficio y le agrega un sabor diferente a cualesquier actividades diarias.
Comienza entonces un idilio juguetón y colorido entre ellos, donde ambas partes están siempre sonriendo complacidas y cómodas. Sheldon encuentra en ella una luz al final del túnel, por su carácter tan vívido y positivo, mientras que ella parece encontrar en Sheldon una pasividad hermosa, un sosiego necesario y buscado desde hace tiempo, por lo que el equilibrio es instantáneo y la devoción a esta querencia de vida se vuelve indispensable.

Viene entonces en la película el momento de poner a prueba este cariño que se formó de forma tan natural entre ambos. Por la forma de pensar de Sheldon, su decisión de sacrificar su cuerpo a cambio de mantener la "humanidad" de ella parece ser parte de su propia naturaleza. Sheldon no duda ni un momento en entregarle un poco de lo que necesita para mantenerse estable y funcionando. Alarmado, Sheldon se mutila el brazo y se lo instala a ella que lo había perdido, en un acto que simboliza justamente esta ideología de conservar la totalidad de la pareja amada aun cuando esto signifique el sacrificio propio.

De aquí surge mi idea personal de que una buena manera de nutrir al amor es por medio del sacrificio. Las escenas que le siguen al accidente recuperan la felicidad y el sosiego que la pareja había mostrado antes del accidente, y el hecho de que Sheldon viva sin un brazo el resto de los días parece ser el menor de sus problemas. A él no le importa su brazo mientras ella continúe con las actividades y la sonrisa de siempre, detalle que lo satisface más que tener dos brazos completos y que pone en evidencia al amor sincero.

Poco a poco, esta devoción va consumiéndolo casi por completo, y Sheldon termina convertido en sólo una caja sonriente a manos de la mujer que ama, completa y agradecida. Ambos perfectamente satisfechos el uno con el otro, como si nada realmente malo hubiera pasado.

He narrado un poco la trama para explicar también por qué me ha parecido prudente usar robots como personajes y violar algunas reglas de la ciencia (que como dije antes, no vienen al caso cuando de cortometrajes se trata).
Sheldon y su pareja llevan al plano de lo factible lo que muchos hombres quisieran hacer, si pudieran, por sus respectivas parejas. Parece imposible que un humano enamorado reponga el brazo de su amada con uno suyo, pero así lo haría sin pensarlo. Es esa entrega y esas ganas por ayudar al otro lo que Sheldon representa en I'm Here a modo de lo que es: una tierna fantasía. Como espectadores aceptamos ese amor entre máquinas porque exhiben patrones muy humanos con los que de inmediato simpatizamos. Terminamos entonces convencidos de que se trata de una pareja con mucha mejor calidad humana de la que tienen muchos humanos que conocemos afuera: mucho más fríos y más monótonos que un robot mismo. Lo que Spike Jonze quiere decirnos con esta encantadora pareja es que hay actos que el ser humano desea hacer para demostrar amor y devoción a con otro humano, pero que por cuestiones superiores a él mismo no puede demostrar, aún cuando para él sean verdaderos. Esta triste barrera es superada en el filme y el resultado final es que presenciamos lo que todo ser humano quisiera hacer o recibir por su pareja, y eso lo hace bello.

Si bien I'm Here es de tono inocente, lúdico y nostálgico, la idea central es identificada por cada persona capaz de sentir un amor sincero, que supere las contrariedades de las reglas establecidas y al egoísmo sin provecho hasta lograr una felicidad inquebrantable. Considero que Sheldon y su chica encontraron una felicidad mucho más allá de las imposiciones preestablecidas y que ellos representan un sentimiento mucho muy humano que eclipsa al carácter de su artificio. ¿O qué hubiera pasado si ella obedeciera la orden de no conducir un auto? Cambio la pregunta: ¿qué cosa hubiéramos visto en la pantalla de haber exigido la norma de que los robots no tienen manera de enamorarse? No lo sé, pero seguro no habría sido la representación de un amor deleitante que muchos humanos ya quisiéramos tener en nuestra vida.

Nenhum comentário: