segunda-feira, 5 de janeiro de 2009

El Poema de Stanley


Ojos puros, azules de perla vítrea
tú siempre me miras

porque yo siempre te miro.

¡Ah! Demasiado sumisa, hermosa

conservas la belleza.

Por eso soy triste y sufro
tan feliz, que te duele.


Quiero hacerte daño y destruirte
¿qué pensarías si me conocieras?

¿Sonreirás sin decir palabra?

Las maldiciones de tu boca
me son perlas.


Mi mano izquierda en tu rostro

como irte a robar un beso

entonces mi pulgar entra en tu cuenca

abrupto, decidido

como perforando un agujero.


¡Qué sensación tu gelatina

tiembla del éxtasis obsceno!

Se mezcla con tus vueltas.

Debo probar tu sangre.


¿Cómo son tus gritos dolientes?

Tus lágrimas de cinabrio rojo

corren por tus ojos aplastados.


No podrás ver el hambre que te tengo

desesperanza, tus besos no los pierdo.

Como beber tu llanto, refinar la agonía

morder tu lengua, destrozarla.

Los tuyos, besos de una tinta.


¡Ah! qué cotas de eufonía alcanzaría

al cumplir estos deseos como

una bestia glotona y voraz.


Tus mejillas sonrosas
-todas sabrosas-
para cautivar mi gusto

y llorarte como un niño


Y también tu oreja

que subo hasta mis labios

para hundir los dientes
en su tersa carne.


Tus orejas que a veces me oyeron

nunca mentí

pero tenía mis secretos.


Pero ¿qué puedes pensar de mí?;
me odias, tienes miedo

como si entrases a mi fin de obra
y ahí

podrías destruirme
no me importa.


Puedes destruirme

no me importa.

Um comentário:

Alexandro M. disse...

Chido poema, muy al estilo del buen Samy, oscurote y con tintes orientales