El Poema de Stanley
Ojos puros, azules de perla vítrea
tú siempre me miras
porque yo siempre te miro.
¡Ah! Demasiado sumisa, hermosa
conservas la belleza.
Por eso soy triste y sufro
tan feliz, que te duele.
Quiero hacerte daño y destruirte
¿qué pensarías si me conocieras?
¿Sonreirás sin decir palabra?
Las maldiciones de tu boca
me son perlas.
Mi mano izquierda en tu rostro
como irte a robar un beso
entonces mi pulgar entra en tu cuenca
abrupto, decidido
como perforando un agujero.
¡Qué sensación tu gelatina
tiembla del éxtasis obsceno!
Se mezcla con tus vueltas.
Debo probar tu sangre.
¿Cómo son tus gritos dolientes?
Tus lágrimas de cinabrio rojo
corren por tus ojos aplastados.
No podrás ver el hambre que te tengo
desesperanza, tus besos no los pierdo.
Como beber tu llanto, refinar la agonía
morder tu lengua, destrozarla.
Los tuyos, besos de una tinta.
¡Ah! qué cotas de eufonía alcanzaría
al cumplir estos deseos como
una bestia glotona y voraz.
Tus mejillas sonrosas -todas sabrosas-
para cautivar mi gusto
y llorarte como un niño
Y también tu oreja
que subo hasta mis labios
para hundir los dientes
en su tersa carne.
Tus orejas que a veces me oyeron
nunca mentí
pero tenía mis secretos.
Pero ¿qué puedes pensar de mí?;
me odias, tienes miedo
como si entrases a mi fin de obra
y ahí
podrías destruirme
no me importa.
Puedes destruirme
no me importa.
Um comentário:
Chido poema, muy al estilo del buen Samy, oscurote y con tintes orientales
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