Cargo 38 años,
una torre de 45 tazos, una foto con mis
hermanos en Reino Aventura
con una barriga de niño en pose afeminada
porque en los noventas ser niño estaba bien:
Las computadoras daban miedo,
el futbol era una batalla por la paz
donde fui el médico en una guerra sin heridos.
Las niñas me daban miedo.
Yo podía vencer a DiveMan en el Megaman IV,
pero Chucky me daba miedo,
y las niñas me daban miedo.
Pero tenía todos los hielocos de Coca-Cola
y un estricto horario de ver Nintendomanía a
las 10 de la mañana.
Alguien, no sé cuándo,
me celebró una publicación de quién sabe qué:
La defensa del agua, un cuento sobre un libro
mágico, era cualquier cosa;
me llenaron de aplausos y teorías de color.
Pero también, es cierto, tenía un 2 en
matemáticas
y un 5 en educación física
porque nadie quería hacer la guerra conmigo o
con mi pelota,
ni responder a mis cartas;
tengo 99 revistas de Club Nintendo
pero ninguna una carta.
Será que allá, en los noventas
todo se vino abajo
cuando abrí algún desafortunado libro:
Una argentina que hablaba de monstruos.
Un francés de extraterrestres imperiales.
Un mexicano y sus pueblos fantasma.
Un japonés me habló de los horrores en la
escuela
y una cosa llamada "I Love You" iba, irremediablemente,
a extinguir a la humanidad.
Y pensé
qué feos son los monstruos,
los aliens, los fantasmas,
los muñecos, los hackers,
los muertos, las escuelas,
los partidos que no se juegan,
los libros que no entiendo,
los jefes finales, los tazos,
las niñas bonitas en las fotos;
eso sí me aterra.
Alguien explíqueme de dónde vienen
las niñas que nos aterran.
Porque capturé a los monstruos,
besé a los fantasmas, me tatué a los muñecos,
sabía más de futbol que todo el cuadro de honor
de la escuela,
pero mi nombre se quedaba en un banquillo
pensando en que no entiendo el teorema de
Pitágoras
y que ayer habían ganado las Chivas.
En estos 38 años que ve usted aquí
Se nota el oído ensangrentado de un tipo que se
acostó con mi novia
que luego me dejó.
Se escucha el volantazo que di para salvar a otra
novia,
que también me dejó.
Se siente la cicatriz que me costó a una novia,
que después me dejó.
Se saborean las aguas de una novia
que muy pronto me dejó.
Todas ellas vieron en estos ojos
a un hombre que ya no parece un hombre
sino su propio algo.
Por eso mi luz
y por eso mi balón
y porque todo desaparece
en una escala de después-te-llamos.
Espaldas como espadas y son cosas que uno ve de
lejos.
Yo me quedo escondido en una foto de Reino
Aventura
porque además ya no existe Reino Aventura.
Hola, tengo 38 años y 1,217 pokemones.
Pregúntame lo que quieras sobre Matrix.
¿Quieres ver mi mapa a escala de Silent Hill en
Minecraft?
Hola, me pasé todo el Mario Kart con tres
estrellas en cada circuito.
Pero luego las veo jurando amor
(esas niñas que aterran)
a gente que no sabe nada sobre Matrix,
ni tiene pokemones, ni jugó al Silent Hill,
ni conquistó Lisboa, ni mató a Chucky,
ni entienden el teorema de Pitágoras;
pero al menos son otros,
y ser otros
está muy bien.