Luego de los dos turnos que debo cubrir por las circunstancias laborales de este magnífico 2020, trato de darme un tiempo en las madrugadas para mí (aún pendiente de mensajes y llamadas al teléfono del trabajo) jugando videojuegos con algún video o stream sonando al fondo que me acompañe.
El buen algoritmo de Youtube reprodujo sin avisar un canal que cubre diferentes características que busco en un canal de Youtube: Divertido, didáctico y propositivo. Escucho este canal para apaciguar los corajes que Rocket League me hace pasar porque me hace mucho reír con sólo escucharlo. El canal es de un chico llamado Kitboga, y por la naturaleza de su contenido hay poca información sobre él.
En su canal, Kitboga se dedica a hacer llamadas a compañías estafadoras que te hacen creer que tu PC necesita limpiarse de hackers, viruses o errores bancarios mediante una elaborada mentira (scam) para obtener datos personales, tarjetas de prepago o cargos a tu cuenta bancaria cuando en realidad no había ningún problema para empezar. El trabajo de Kitboga es sencillo: desperdiciar todo lo posible el tiempo de estos estafadores al teléfono sin que le saquen un solo centavo. Digo sencillo de una manera muy suelta porque, para ello, Kitboga se vale de un sofisticado equipo de sonido con el que puede fingir voces y tomar el rol de sus clientes potenciales, generalmente adultos mayores, jóvenes ingenuos o usuarios que poco o nada saben sobre computadoras o cuentas bancarias. Un ejercicio que ha practicado desde el día en el que su propia abuela cayó en una de estas estafas en 2017.
Además de este modificador de voz, Kit hace uso de su conocimiento en informática y software para emular las cuentas bancarias y computadoras que los estafadores pretenden vaciar mediante engaños sin saber que son cuentas falsas. Cada vez que un estafador trata de entrar a su computadora o cambiar alguna contraseña, Kitboga le explica a su audiencia lo que el estafador está tratando de hacer y por qué no podrá conseguirlo, aunque crea que sí. Comandos y programas como scanndisk, syskey, dirección IP o TeamViewer son ejecutados por estos estafadores de una manera muy amateur, ante lo cual Kitboga tiene siempre una contra respuesta más avanzada y con ello, puede dejarse caer en sus trampas y fingir que la estafa está surtiendo efecto sin correr ningún riesgo. La premisa es que cada hora que el estafador pierde intentando robarle a él, es una hora en la que protege a una víctima real que podría estar perdiendo cientos de dólares en dicha llamada. El youtuber usa alteregos por medio del modificador de voz en su micrófono, como una jovencita ingenua, un veterano de guerra o una amable ancianita para tener enganchado al estafador en llamada el mayor tiempo posible y de paso divertirse con ello.
Llegué a este canal por medio de una ocasión que vi a un comediante realizar un ejercicio muy similar contestando correo electrónico spam: el clásico príncipe de Nigeria que no tiene a quién heredar su fortuna, o un millonario sorteo en el que el ganador no recuerda haber participado pero que ganó de todas formas. En este canal, James Veitch atiende esos correos spam que todos borramos, pero él decide responderlos y generar así un diálogo en misiva que llega a discusiones ridículas, como una carta de amor o instrucciones de depósito en claves graciosas. Incluso lo actúa y lo lleva a niveles de comedia sketch en sus videos. El problema de Veitch, reconocen él y Jim Browning, es que la respuesta de estos correos puede tardar meses en llegar, y en general sólo contienen respuestas directas y secas como "coloque aquí sus datos bancarios para cobrar su premio", por lo que es difícil generar contenido periódicamente. Kitboga lo hace de una forma más consistente con llamadas que transmite en vivo por Twitch que pueden durar horas continuas y que resultan hilarantes por la frustración de los estafadores que no consiguen sacarle nada a la víctima que ha caído, supuestamente, en todas sus trampas. Casi siempre en estas llamadas el estafador termina gritándole a la pobre mujer que no se entera de nada, o coqueteando con la chica de 19 años sin saber que son sólo personificaciones de Kitboga.
El ingenio de Kitboga y su improvisación en los personajes es inigualable. Le da cuerda a las mentiras de los estafadores que se hacen pasar por familiares, técnicos de Microsoft e incluso agentes del FBI con tal de cobrar como sea el tiempo perdido y Kitboga les sigue el cuento hasta que es insostenible e incluso puede ir más allá mientras el estafador conserve la esperanza de sacar un dólar. Uno de los guiones más utilizados por los estafadores (y que Kitboga se sabe de memoria) es el siguiente:
- Le hacen creer a la víctima que tiene derecho a un reembolso.
- Ingresan a la computadora de la víctima por medio de TeamViewer o QuickAssist.
- Dan instrucciones a la víctima de abrir su cuenta bancaria para ver la situación financiera.
- Le hacen creer a la víctima que se ha reembolsado una cantidad sobrante, cosa que no es así.
- El estafador finge sorpresa y le ruega al usuario que le devuelva el dinero que entró por error.
- Al devolver un dinero que no es suyo, en realidad está transfiriendo dinero real de su cuenta.
- Si se rehúsa a devolverlo, el estafador pasa a amenazarlo poniendo una contraseña a su computadora.
- Otro medio alternativo es forzar a la víctima a comprar tarjetas de prepago de Google Play o iTunes en alguna tienda cercana.
Y sí, como Kitboga experimentó, hay gente inocente que cae en estas cosas y pierde cientos de dólares. Yo también he tenido experiencias cercanas como éstas que describiré más adelante.
El performance de Kitboga es tan elaborado como los pasos mismos de la estafa, y puede dedicarle una hora o dos a cada uno de los pasos, poniendo a prueba la paciencia del estafador. Por medio de respuestas delirantes o efectos de sonido, y una divertida caracterización de diferentes personajes involucrados, Kitboga puede fingir desde la silla de su cuarto estar en un estacionamiento, en la fila de WalMart o incluso en el baño, haciendo perder el tiempo del ladrón y poniéndolo en situaciones muy embarazosas frente a un gerente o un abogado. Kitboga puede también fingir ser otro estafador dentro de la misma llamada y hacerlos pelearse entre ellos por la confianza de la víctima que pasa a un segundo plano. Una auténtica comedia vía stream.
Impresiona la insistencia y el descaro del estafador en obligar a una anciana a subir a su coche a las 11 de la noche para comprar altas cantidades de dinero en tarjetas de prepago, además pedirle que mienta en la caja si le preguntan la razón de la compra. Se atreven también a poner una contraseña en la computadora de la víctima o instalar viruses y burlarse de ello, para lo cual, Kitboga usa software falso que puede ser manipulado y hasta destruido sin que tenga consecuencias reales, aunque el estafador nunca lo sepa.
Impresiona la insistencia y el descaro del estafador en obligar a una anciana a subir a su coche a las 11 de la noche para comprar altas cantidades de dinero en tarjetas de prepago, además pedirle que mienta en la caja si le preguntan la razón de la compra. Se atreven también a poner una contraseña en la computadora de la víctima o instalar viruses y burlarse de ello, para lo cual, Kitboga usa software falso que puede ser manipulado y hasta destruido sin que tenga consecuencias reales, aunque el estafador nunca lo sepa.
En ocasiones, Kitboga hace alianza con otros youtubers de contenido similar, y juntos juegan el rol de una pareja divorciada, un usuario y un ejecutivo bancario, o la abuela y el nieto que divagan y desvían la conversación, con la única finalidad de meterse en la mente del estafador quien no puede más que seguir el metajuego en el que ha caído sin saber. Una especie de farsa donde el estafador no sabe que está participando en un engaño más ridículo que el original puesto por él mismo, pero que termina por consumirlo completamente. Kitboga puede incluso darse el lujo de colgar la llamada y el estafador estará obligado a volver a llamar para continuar la pesadilla hasta sacarle el dinero. Un círculo más efectivo que el correo.
En su desesperación, luego de haber pasado horas discutiendo con los personajes de Kitboga, el estafador tiende a insultar, gritar, balbucear como niño o revelarse como scammer para imponer algo de la dignidad perdida ante la anciana que ha conseguido hacerle cantar Barbie Girl con tal de salir a comprar las dichosas tarjetas. Ni a Kitboga ni al estafador parecen importarles cosas de sentido común como una anciana de 80 años conduciendo a toda velocidad a las 23:00 horas al SevenEleven más cercano para comprar $800 en tarjetas de Google Play mientras hablan de sentimientos o tartas de manzana. Esto es lo que hace el canal tan divertido. El estafador cumple su parte de decir lo que sea y continuar con la mentira a niveles donde el FBI, interpretado por el ladrón mismo, tiene que involucrarse en la llamada con tal de recuperar esas tarjetas.
-Ok honey, I'm back home. I have the cards now. There was so many of them, I'm not sure I got the right ones.
-Send me the codes, ma'am, just send me the codes in the card.
-It says here... redeem your code at the google website.
-No ma'am don't do that! tell me the numbers on the card ma'am!
-So, gooooogle, goooogle, dot coooooom.
-Madam please listen to me. Don't put the codes on the computer.
-Oh, I'm in. So many numbers here, let's see.... Y, 0, U, R...
-No madam! You're not doing that! Give me the number to me!
-S, K, 4, M, W, 0, N, 7.... W, 0, R, K.
-TELL ME THE NUMBERS TO ME, MADAM! DO NOT DO ANYTHING ON THE COMPUTER!
-Just give me a minute honey, I'm almost done. Now you can have your money back.
-NO MADAM! DON'T REDEEM THE CODE!!! MADAM LISTEN TO ME!!!
-It worked! $500 dollars on Google Account. Honey we did it!
-NO MADAM!!! YOU !"#$%%& YOU GIVE ME THE NUMBER CRAZY BITCH!!!
-Excuuuse me?
Así puede uno imaginar cómo evoluciona la conversación desde "Thank you for calling technical service, my name is Adam how can I help you" hasta gritos indescifrables de coraje y desesperación en cada llamada. Al menos así es ahora. En videos más viejos, cuando la discusión llegaba a su límite de credibilidad, o el estafador cometía un error irremediable, Kitboga solía revelarse como el verdadero estafador maestro, y declaraba una lección moral contra el ladrón acerca de replantearse lo que ejerce como oficio, el tiempo perdido en esa llamada y las familias que ha destruido. El mensaje es bueno pero no redituable para un creador de contenido que quiera conservar la facade diariamente como Kitboga, quien tiene que interpretar diferentes personajes todos los días sin ser descubierto. La moraleja queda implícita ahora con tanta bilis derramada y desde luego el personaje hace la mención en algún punto del cierre, después de varias horas consumidas por la puesta en escena. En esos primeros videos, el estafador se aferraba a su orgullo e insultaba a los norteamericanos por caer en sus tretas, o se ponían innecesariamente groseros. Me da gusto ver que la dinámica ahora es dejarlos con la rabia entre los dientes y algunos teclados rotos en la oficina. Replantearse su vida tiene más presencia que hacerlos pensar en el efecto que causan a los hogares inocentes.
Pareciera que ese ejercicio de adoctrinar a los estafadores escapa ya de las intenciones de Kitboga, aunque no queda del todo abandonado. Sólo que ahora está más bien sugerido en algún momento de la conversación. Como si fuera Aikido, Kitboga aprovecha la intención del estafador por simpatizar con la víctima para poder recuperar el dinero reembolsado, haciéndose amigos o hablando de temas personales: "Can you imagine, Adam? Someone stealing money directly from your wife or your mother? Hard earned money for their medicine, their families. What kind of monster would do that? Don't you think?" "...yes ma'am". En algún punto, el estafador jura por todos los dioses posibles que es buena persona, quiere hablar desde el fondo de su corazón sobre la verdad de su palabra. Todo esto con la intención de simpatizar y facilitar el robo, por supuesto, pero es por allí donde Kitboga se cuela y picotea su conciencia de forma muy sutil, sumando frustración, humillación y una sensación de estar desperdiciando la vida con ese tipo de ocupación que nadie debería estar haciendo.
En ese respecto, pienso en qué podría hacer para sumarme a la iniciativa. Mi padre es víctima de numerosas llamadas de extorsión, que ya identifica inmediatamente y cuelga al momento. Tuvo que aprender a la mala, luego de caer en un par de correos spam que lo llevaron a perder mucho dinero, en una época donde las estafas por internet eran difíciles de identificar por la novedad de ellas. En mi propio negocio, yo mismo experimenté una estafa que casi me cuesta la seguridad de un huésped. Recién inscrito a Booking, recibí una llamada para confirmar datos perdidos de mis clientes, novato de mí, di información confidencial pensando que así es como trabajaba la plataforma. Afortunadamente el guión para extorsionarla no coincidía con mis servicios y sólo confundía tanto las cosas que era evidente que la persona al teléfono no estaba enterada de nada. Todo terminó en una severa disculpa, pero seguro que otros negocios no han tenido la misma fortuna.
Lo que sí me ocurrió más grave fue una llamada que recibió mi recepcionista más confiada en tenerme contento que en plantearse el sentido común de salir a hacer un depósito que según la llamada yo le ordené hacer a las 2 de la madrugada por medio de mi supuesto contador que le llamaba. Esa vez, el estafador describió espacios de mi hostal que sólo mis empleados conocen, por lo que la muchacha sintió que la llamada era auténtica. ¿Cómo sabría un extraño dónde estaban específicamente mis documentos bancarios, mi token, mis llaves, incluso mis libros personales que le pidió hurgar? La recepcionista salió de madrugada con todo el dinero de caja a depositarlo en el cajero Bancomer más cercano, en una mano el dinero y en la otra el teléfono con la llamada que no podía colgar hasta haber hecho la transacción. Sabemos quién llamó, pero no tenemos otra evidencia más que los detalles que dijo sobre los cajones en mi oficina y en la recepción descritos a perfección en esa llamada.
Aquí es cuando pienso si podría jugar al scammbait como Kitboga o James Veitch lo hacen. Recuerdo en mis principios con la tecnología reportar SMS que me llegaban de boletazo diciendo que gané X premio. El agente que tomaba mis reportes sonaba más bien fastidiado de mi intención por mejorar la interweb, como entre burlándose de mis buenas intenciones y apuntando mi reporte en su máquina de escribir invisible. Con estos scambaiters y mis recientes experiencias me he interesado más en el juego de rol que implica esta actividad, considerando que sigo recibiendo llamadas de presuntos empleados de Booking pidiendo teléfonos y correos. He sabido evitar que las llamadas avancen, y he capacitado a mis recepcionistas para estar alerta, pero me quedo pensando si podría hacer algo que sea al menos 5% similar a lo que Kitboga hace.
La inquietud desaparece casi completamente cuando vuelvo a pensar en la circunstancia y recuerdo dos cosas primordiales: 1, Kitboga es un profesional del scambait, tiene el software y el conocimiento general de cómo funcionan esas cosas, yo por mi parte no soy más que un wannabe del tema. 2, estas personas de las que estamos hablando son criminales después de todo. Si sospecharan que me estoy burlando de ellos siguiéndoles la corriente, mi negocio o mis empleados podrían correr peligro, considerando lo fácil que es investigar negocios y personas en internet (la vez que estuve hospitalizado y mi familia no me encontraba, un detective contratado por la familia de mi novia encontró en tres días datos y fotos sobre mí que nadie, ni el internet, tenía). No puedo arriesgar mis datos bancarios o la tranquilidad de mis compañeros por una guasa que, sin la preparación de Kitboga, podría liberar represalias de quién sabe cuántos extorsionadores ofendidos. Lo intenté con los correos spam como Jim Browning sugiere en algún momento, y ciertamente recibí algunas respuestas de continuación a la estafa, pero de nuevo me invadió la idea de ganarme enemigos innecesarios. En ese correo falso, recuerdo, adopté la personalidad de Pam de The Office, con fotos de perfil y ubicación en Stranton, pero al final pensé en los riesgos que implica un juego como ése aunque por medio de un correo.
Por lo que desistí del scambait y me limito ahora a tomar las medidas de precaución justo necesarias, como lo hace mi padre ahora, y simplemente disfrutar de cómo lo hacen los profesionales en Youtube que sí tienen los medios y la protección de identidad. Supongo que mi forma de ayudar es apoyando al canal de Kitboga y asu intención de proteger a los usuarios más vulnerables, pero me queda un mal sabor de boca pensar si habrá en Latinoamérica un personaje (unos personajes) similar a este muchacho tan cauteloso de Youtube.
Si en un rayo de incredulidad y miopía el estafador cree que el tiempo que gasta Kitboga estafándolo es también pérdida de su propio tiempo, piénsese que Kitboga obtiene patrocinadores y visitas, por lo que todos ganamos. Kitboga gana seguidores, donaciones y subcripciones mientras alerta a la población de evitar este tipo de robos, sin perder lo que el estafador perdió: valioso tiempo en el que podría estar estafando a otra persona. Y por lo que entiendo, Kitboga ha reportado a estos criminales luego de obtener suficiente información sobre sus identidades, colaborando con departamentos dedicados a capturar fraudes, o eso ha comentado. Jim Browning también consiguió desarmar a toda una red de estafadores por medio de hackeo, infiltraciones e investigación en línea. Pueden ver el documental aquí.
Agrego al final sus redes sociales, incluyendo Patreon.