Enfermario by Gabriela Torres Olívares
My rating: 5 of 5 stars
Cuando se quiere hablar de temas mórbidos es fácil caer en la pornografía, lo explícito, las vísceras gore con la que nos ha educado el cine norteamericano y que explota en la cara sin disculparse ni tener motivos claros. Sumo la pornografía porque el tema de lo grotesco quita el velo y expone sin tapaderas todo lo que queremos y no queremos ver.
El arte de escribir sobre lo mórbido radica en saber qué, cuánto y cómo mostrar la víscera. Si yo pronuncio la palabra vómito, por ejemplo, vendrá la imagen del embarrado en el suelo, grumoso y viscoso, y al pronunciarlo no explico ningún fin más que el de infundir el asco por el asco. Gabriela Torres sabe hablar del vómito sin pronunciar la palabra, y no sólo recrea la imagen, la hace sentir, la escurre entre las páginas, la náusea llega por el velo que ha confeccionado y nunca hace falta levantarlo porque detrás del velo no hay más qué ofrecer.
La prosa es delicada, los temas son densos, no necesariamente del asco, pero sí de lo nauseabundo. Gemelos parásitos, insultos, orina, zoofilia, transexualidad, esas cosas que generan un rechazo ligero, aquí se encuentran beneficiados por una voz cómplice que aborda los temas con pinzas y hace que se sientan como un manjar en el paladar que los lee.
Otro acierto es la motivación de cada personaje para abordar el tema que presenta. Cada voz es única y tiene su presencia a la altura del tema tan agresivo. No hay violencia, hay equidad entre la crítica reflexiva y la náusea que, supone, significa cada relato. Es un asco aliterado, un poema escrito con el semen del hombre amado, un pasaje de fotografías preciosas de anécdotas que no le deseamos jamás a nadie.
Pienso que ésta es una lectura obligada para todos los jóvenes escritores que pretenden el cambio, lo corrosivo de la imaginación, que tanto suele deformar al lenguaje en su paso. Gabriela Torres diseña sus párrafos con respeto a lo enfermizo, guarda luto por los muertos en podredumbre, y presenta a sus personajes humillados y trasgredidos con un vestido de seda literario y ejemplar.
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