sexta-feira, 20 de fevereiro de 2009



Umbrosis
para la mujer que siempre es La Mujer.









Esperamos

yo y mi cama

un tendido de sales viejas

un refrigerador vacío.

 

Silencio.

 

Yo y lo que

asumo

era un eco

esperamos la asonancia

como respuesta

como sangre en los ojos

como siempre, la vida y la muerte.

 

Porque tú no mueres

Alessa del demonio.

Temo el fiero de tu nombre

y castigo (como sea)

esa insolencia ajena al tiempo.

Tú tan voceada, tan intangible

más lejana que la felicidad embruta.

 

No mueres nunca

ni aun cuando respiro.

No dejas de restaurar tus dientes

en mis repetidas ansias de multiplicarte.

 

En el sótano de tus paraísos

en la perpetuidad de tus brazos largos

en esta enferma cara mía.

 

En tu beso de carne cuando duermo

al aire, mi aire, un aire agitado;

un niño temeroso de la materia

y de la silueta que se ha extinto.

 

Pero tú no, Alessa del demonio

tú no sabes ser unísona

será por ello que te deteste.

Tú no sonríes bonito

ni me enorgullece decir que te quiero.

Dama de hierro sin dama ni hierro

que si bebo a la salud de tus pechos

es para salir de esta muerte

y volver –en cada vez– al mismo sitio.

 

Más que un hombre

soy un forastero cargado de letras

como fantasmas de sangre

que nunca dejó de tener dieciséis años.

 

Que se tutea con tu muerte

que palabrea tus intestinos colgando.

Que te quiere muerta, infeliz, destazada

en la insalubre cabeza

de la podredumbre y las bibliotecas.

 

Como aliento de tierra

el reflejo de eliminar un asco con otro.

Voluntad por permitirme la tez ahumada

la voz que te encuentra

la voz marabunta que te arranque los  pelos

como estas ansias de matarte

y hacer de tus días

unas tragedias circulares.

 

Afirmar el fracaso de Venus

y de tus mártires llorones.

Tu estampa en cualquier laguna

ahí libre te deja libre.

 

Horror sagrado; el miedo.

Alessa

Violeta

Angelina

Armanda

Luisa

Aléssima del grande y estúpido demonio;

 

sangrante en la sábana

ciega por las luces negras.

Árbol en agua turbia le duele la vida

y se amanece, cada vez, en sí mismo.

 

Ay Alessa

maniquí de piernas abiertas

mojadas

Ay del hombre que vea tus octavas

y que pretenda, al final de su caída

seguirse fértil y vanidoso.

 

Hombres como tales

tronándose los dedos de liebre

pizcando el sabor a charco.

Enamoran a sepultureras

del acaso cañón de su miseria

como si allí existiese

alguna medianamente correcta.

 

Es la tentación, Alessa

la misma que redactó en saliva y puño

la espantosa vida de Alicia.

La tentación por haberte ahogado en cera hace mil años.

Tentación de humo, sin hueco fijo

sin manera de escapar

del cuerpo humano

el cuerpo lobo

de guardia baja

el cuerpo amante.

 

Por eso has de beberte al demonio

con ese plástico ardiente de carmina seca.

Para no pedirte yo, ni alguna otra tontería

que te destruyas el nombre

y lo rescribas

en uñas de mujer atacante

cintura de mujer monumento

vientre de mujer entregada

el cuerpo amante.

 

Al final eres lo que quieras

ojo de muerto

aparición de algún muro.

Fuente evolutiva y la sangre de mis hijos con su propio mundo.

Alessa colectiva, siempre del demonio

siempre de los hombres drogantes contigo

en ti se piensan omnideseados

aquellos tristes errores del infierno.

 

De infamia transparente

grasa, de total grasa

llenas los besos que se chupan de tus bocas

de tus mil bocas hondas y pesadas

azules, transparentes, pesticidas..

Todas a favor del hambre

por la guerra de voces atrapadas.

 

A favor de las noches sin ellos

cuando te hartas de ti misma.

Hombres, todos los hombres

que te orillan al intersueño

con la probable fijación

en mantener la esperanza

en las fauces de Alighieri.

 

Y seguimos esperando.

 

 









segunda-feira, 9 de fevereiro de 2009

Ni José Gorostiza
ni Carlos Becerra
Ni Jorge Cuesta

¿Y entonces quién...?

¿César Vallejo?
¿Octavio Paz?
¿José Revueltas?
Tal vez Efraín Huerta..


No señores, ninguno de ellos le llega a los talones a esta poetiza.


La mejor literatura mexicana viene de nadie menos
que de los cultos y pensadores, los talentosos y muy intelectuales
RBD
con su poemario -total merecedor de sus 30'000 ejemplares publicados-
Dulce Amargo...



¡Cuídate, Cuauhtémoc Sánchez!
que ya viene RBD a quitarte tu Premio Nobel.

quinta-feira, 5 de fevereiro de 2009

Clases de mexicanidad


Maestro: Y así es cómo México estaba hundido en la quiebra y las deudas, hasta que llegó Calderón, que él es todo bueno

Alumnos: ¡¡Naaah!! ¿Calderón?

Maestro: ¡Sí, en serio! ¿Por qué no me creen? Si él y toda su familia siempre van a misa y son gente muy religiosa.

Alumno: ¿Y eso las hace buenas personas?

Maestro: Óyeme Samuel, no seas tan cínico; todavía estás muy joven para serlo.